lunes, 8 de junio de 2015

¿Te queda tiempo para hacer lo que te gusta?


La falta de tiempo nos afecta enormemente.
Vivimos corriendo, sintiendo que no importa cuánto nos esforcemos, no terminaremos a tiempo con todo lo que tenemos que hacer.
Sólo cuando nos enfermamos nos damos cuenta de la cantidad de energía que gastamos tratando de organizarnos en vano. Y lo peor es cuando lo que resignamos tiene que ver con nuestras necesidades, ya sean creatividad,  ocio, amistades, estudios o poder trabajar en lo que nos gusta (que no siempre es lo que nos da dinero).


Si estas postergaciones se repiten en el tiempo, tarde o temprano formarán una gran bolsa llena de piedras que cargamos a cuestas.
Donde, además de nuestras necesidades insatisfechas,  entran también  los sentimientos asociados: angustia, bronca, desilusión, desvalorización, injusticia, impotencia, envidia, etc.

Cuanto más nos postergamos a nosotros mismos para cumplir con todo lo demás, más grande y pesada es la bolsa que llevamos, y más oscuros e inaceptables los sentimientos que vamos acumulando, seamos conscientes de ello o no.

Es por eso que a veces, agobiados por tanto peso, estallamos en arranques explosivos que dejan perplejos a quienes los reciben, y por supuesto, el alivio es momentáneo, tan solo una válvula de escape para reducir la presión (stress, ¿les suena?). Y como seguramente cuando “nos sacamos” dijimos o hicimos cosas que luego nos duelen, al saco agregamos la culpa y el autocastigo.

Pues un pedido oculto en una descarga de ira o frustración, no será tomado por la otra parte como una necesidad genuina, sino como una exigencia, un reclamo o un ataque, del cual se defenderá y atacará a su vez, si es que puede.

Entonces, a la falta de tiempo se le suma el desgaste psíquico, el cansancio que acumulamos tras cada pelea que nos deja heridos e insatisfechos.

¿Significa esto que debemos ser “egoístas” y pensar en nosotros mismos más que en los demás? NO.  Significa que si nos sentimos así de agobiados y angustiados, es evidente que hay necesidades muy profundas que reclaman ser atendidas.  Y el primer paso será poder reconocerlas y escucharlas.

Es hora entonces de poner en la agenda TODO LO IMPORTANTE, además de lo urgente. Y eso incluye lo que deseamos para nosotros mismos.  Y con todos los datos a la vista, poder analizar qué necesitamos realmente, con qué recursos contamos, y cómo podemos hacer para satisfacer, o replantear (a veces también es necesario),  esas necesidades profundas.

Andrea García Moral – counselor
ENFOQUE AL SER Consultoría Psicológica
El Enfoque Centrado en la Persona, desde una mirada Junguiana
enfoquealser@gmail.com

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