Se ha afirmado que la No Directividad es lo “esencial del ECP”. En mi
opinión, eso es lo más visible, pero no lo Esencial. Falta un componente previo
a la No Directividad ,
y que es la CONFIANZA
en la persona. Sin confianza la “no directividad” es posible un tiempo, pero no
es sostenible en el proceso.
Para mí, lo esencial en el Enfoque Centrado en la Persona es la
CONFIANZA.
Me refiero, tal y como lo plantea Rogers, a la confianza de que existe
en toda persona una sabiduría esencial, humana, innata, que le permite
orientarse hacia la satisfacción de sus necesidades y su desarrollo. Y que aun
cuando el proceso de desarrollo esté estancado o desviado, por sobre todo elige
la vida. Por eso es plenamente capaz de superar los obstáculos y reorientarse
hacia una vida mejor, y si puede, incluso ir hacia la realización de su verdadera
esencia.
Entonces, ¿puedo confiar en que la
persona consultante tarde o temprano encontrará su propia salida a su laberinto,
por sí mismo? ¿O me veré tentada a apurar los tiempos y decirle qué camino
tomar? (que de seguro será el mío, no el de ella). ¿Puedo ser “no directiva” cuando no confío lo
suficiente en su capacidad de orientación? (ya que, después de todo, llegó a la
consulta porque está perdida). Si esa
fuera la esencia del enfoque, la respuesta sería “sí”. Pero yo sostengo que sin
confianza no hay “no directividad” posible.
Explicaré mi punto con un ejemplo metafórico. Supongamos que estamos en
un auto de doble comando, de esos que se usan para enseñar a manejar. Yo podría
tranquilamente dejar que otra persona conduzca, le dejaría elegir qué camino
tomar, y ni pensaría en tomar yo el control del auto. De esta forma, yo estaría siendo “no directiva”. Ahora bien,
eso podré hacerlo siempre y cuando confíe plenamente en la capacidad de
dicha persona para conducir, pues no permitiría que ponga mi vida en
riesgo. Entonces, dejo que me lleve, y no siento la necesidad de tomar el volante.
Aquí sería evidente que habiendo confianza se mantiene la “no directividad”.
Pero, ¿qué pasaría si fuera al revés? ¿Si hubiera “no directividad” pero
fallara la “Confianza”?
Siguiendo con el ejemplo, supongamos entonces que esa persona va
manejando pero repetidamente cruza semáforos al límite, algunos casi en rojo. Maneja
en forma imprudente e incluso se mete en zonas peligrosas. Yo comenzaría a
sentirme insegura, ansiosa, hasta que finalmente tomaría mi volante, asumiría
YO el control del auto y manejaría un buen tramo, o directamente todo el resto
del camino.
¿Qué ocurrió que pasé de ser “no directiva” a tomar la dirección? Lo que
faltó aquí fue la confianza en la habilidad de esa persona para llevarme sin
riesgo de accidentes. No confié en que esa persona fuera capaz de conducir bien
y por eso me duró muy poco la “no directividad”.
Ustedes podrían decir, bueno, es un ejemplo muy burdo, era lo que se
debía hacer: esa persona manejaba en forma imprudente y era necesario tomar la
dirección para salvarnos.
Bueno, esto por sí solo bastaría para probar mi punto de que para que
exista la no directividad es necesario que previamente exista la confianza.
Pero ajustemos el ejemplo a lo que podría ser una consulta psicológica,
en la que dejamos que la persona sea quien dirija el proceso de desarrollo, que
decida qué temas tocar, en qué áreas de su vida meterse, y nosotros
acompañamos. Después de todo, de esto se trata ser “no directivo”.
Continuando con la metáfora del auto de doble comando. Estamos juntas, ella conduce, yo acompaño.
Esta persona va manejando, comete algunos errores, pero no implican un riesgo
real para nuestras personas. Son parte de su proceso de aprendizaje. Sin
embargo, yo me siento ansiosa y nerviosa, sin motivo aparente. Por tanto, como
no reconozco ningún motivo, es más, ni siquiera registro mi ansiedad o temor, creo
que me comporto de manera “no directiva” pero sutilmente le indico posibles
atajos o caminos a tomar. Le hago evitar lo que a mi criterio son cruces
peligrosos y zonas problemáticas. Así, sin darme cuenta, muy amablemente la guío
de tal forma que ella no se da cuenta y a mí me calma la ansiedad.
Supongamos que todo esto fuera un proceso inconciente de mi parte. Realmente
creo que no estoy siendo directiva. Nos podríamos imaginar que en el pasado sufrí
un fuerte choque cuando dejé que otro condujera, y me hice mucho daño. Podría
no recordarlo en absoluto, o tal vez, pensar que ya estaba superado, pero no.
Por eso, aun cuando mostrase una fachada “no directiva”, estaría siendo
“directiva” al aconsejar a esa persona manejar por caminos “seguros” (para mí
misma), y por tanto, realmente no estaría confiando en su propia capacidad de
llevarnos por buen camino, aunque los hechos den prueba visible de su buena
capacidad de manejo.
Por lo tanto, ya sea en forma conciente o no, si no siento la suficiente
confianza en la capacidad de la persona para re-aprender a guiarse por sí
misma, tarde o temprano abandonaré la “no directividad”, por la amenaza que me
significa.
Es por esto que afirmo que la Confianza es la verdadera esencia del Enfoque
Centrado en la Persona y la No Directividad
su consecuencia, real, sí, pero como manifestación visible de la Confianza
previa y subyacente.
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