lunes, 6 de octubre de 2014

A Anakin le faltó alguien que lo Escuche




Al finalizar mi clase en la cátedra del Viaje del Héroe en el Centro Junguiano Fundación Vínculo, donde relaciono el ciclo de Joseph Campbell con las películas STAR WARS, reflexioné en mi casa respecto a  este otro héroe que desvió su camino para convertirse en el temible Darth Vader. Y la importancia que tiene en nuestras vidas la necesidad de escucha, amor y compasión. Y lo vulnerables que somos cuando no la tenemos, pudiendo llegar a convertirnos en víctimas o victimarios, con tal de conseguir un poco de eso que nos falta.

(Advertencia: SPOILER. Si no viste la saga STAR WARS y querés verla sin que te la cuenten, no sigas leyendo. Si te da lo mismo, te invito a que continúes. Te va a interesar).


Los Jedi, guardianes de la Paz en la Galaxia, esperaban que el joven Anakin (El Elegido, quien según la profecía  traería “equilibrio a la Fuerza”) consolidara finalmente la paz y la luz eliminando la amenaza de los Sith (Señores del lado Oscuro), y en cambio se transformó en el instrumento que trajo oscuridad y muerte. ¿Cómo se explica esto?

Los caballeros Jedi  se habían enquistado en una orden rígida, dogmática y, paradójicamente, con escasa empatía y compasión. Estos orgullosos Caballeros de la Luz sólo se permitían obedecer las órdenes de su Consejo de sabios, poniendo en ellos la suma del saber y la intuición, y dejando de lado sus propios sentimientos, pensamientos e intuiciones.  Es cierto que por mucho tiempo esto trajo paz a la galaxia. Pero en el camino perdieron flexibilidad, dejaron de creer en ellos mismos.
Y es aquí cuando aparece Anakin Skywalker, un esclavo con una capacidad sorprendente para manejar y vibrar con la Fuerza, la energía que une a todo el universo. 

Este niño, descubierto por un Jedi que creía en la profecía, fue iniciado en las artes Jedi, aún a discrepancia de algunos miembros del Consejo. Con los años  el joven Anakin se hizo más consciente de su capacidad y poder que superaba al de sus maestros. ¿Sería el Elegido?

Podríamos decir que la profecía se cumplió tal como estaba previsto, pero que los Jedi la malinterpretaron.  Pensaban que el Elegido traería “equilibrio a la Fuerza”.  Y eso fue lo que hizo el joven Anakin – Darth Vader, aunque no exactamente como los Jedi esperaban. Equilibró los polos, o más bien, el peso de un polo muy sobrecargado (Jedi – Luz) pasó al de su contrario (Sith – Oscuridad). Donde antes reinó la luz, ahora reinaba la oscuridad.  

Pero no fue el orgullo ni la soberbia de Anakin lo que originó su caída. No.

Para mí fue la falta de compasión, de empatía de su maestro Jedi. La rigidez y subordinación de ambos a una fuente externa, a una autoridad externa. 

Cuando el joven Anakin intuye a la distancia que su madre está en grave peligro, intenta sin éxito obtener el permiso de su maestro para ir en su ayuda. Pero éste, obedeciendo órdenes, antepone su misión a la necesidad de Anakin.

Sin escucha, sin empatía, sin compasión, Anakin se quedó solo y sin ayuda, cuando más la necesitaba. Obedeció, siguió las reglas, acalló su voz interior que le rogaba a gritos salir al rescate. Y el resultado de esta falta de humanidad fue terrible. Cuando decidió desobedecer, llegó tarde. Seguramente en ese momento se selló el destino de los Jedi y de la Galaxia, aunque se realizaría más adelante.

Al joven Anakin Skywalker le faltó recibir empatía y compasión precisamente de aquellos guerreros de la Luz, la Paz, el lado luminoso de la Fuerza.

¿Podía mantenerse la Paz así? No. El equilibrio, dolorosa pero necesariamente, se invirtió.

Y digo se invirtió, porque en realidad, ya en ese momento no había equilibrio. La balanza estaba demasiado inclinada hacia el polo luminoso. Tanto, que ese polo se cristalizó, se rigidizó y su luz perdió su esencia. Las leyes del ritmo hacen que un polo se mueva hacia su contrario, y eso fue lo que sucedió exactamente. 

Todo polo encierra en su interior el germen del polo contrario. La luz encierra la oscuridad. Y viceversa.

¿Qué hubiese pasado si Obi Wan Kenobi dejaba marchar al joven Anakin a tiempo para salvar a su madre? ¿Hubiese salvado a la orden de los Jedi del cuasi exterminio? No lo sabemos.

Seguramente  Anakin no hubiese caído en el dolor, la furia y la desesperación que lo invadió y que lo marcaría profundamente. No  hubiese sido presa fácil del Senador Palpatine.

Porque, en definitiva, Palpatine (oculto Lord de los Sith) fue el único que lo escuchó, que atendió esa parte de Anakin que los Jedi reprobaban, rechazaban e invalidaban. Aceptó su miedo, su enojo, su desesperación. Comprendió su frustración por no ser reconocido, sus deseos de mejorar y ser útil a los demás, y su nuevo temor ante la posible pérdida de su amada esposa. Aprovechó todo esto, y lo manipuló para sus propios fines.

Palpatine lo escuchó con el propósito de ganarse su confianza, de convertirlo en su instrumento del mal. Y lo logró.

Anakin estaba vulnerable, y en ese punto, era presa fácil de cualquiera que le hablase directamente a su corazón herido, aprovechando su orgullo y decepción.

Cuando estamos así de vulnerables, cualquier palabra dirigida al corazón suena dulce y placentera. Es tanta la necesidad de sentirnos comprendidos, que sólo escuchamos y no vemos más allá. Somos incapaces de ver si el que nos habla es amigo o enemigo, lobo o cordero. No podemos darnos el lujo de rechazar ese bálsamo. Estamos tan sedientos de atención, que no podemos alejar el vaso que nos ofrecen, venga de quien venga.

A Anakin, su tutor, su amigo, no lo escuchó. En cambio, su enemigo, sí lo hizo. 

Estando así de heridos, nos movemos sobre un filo muy delgado. La menor muestra de compasión nos hace inclinarnos hacia el lado de quien la ofrece. 

Esta sed de compasión, de empatía, de comprensión, nos hace quedarnos en relaciones tóxicas, dañinas, violentas… por un mínimo de atención.

Y para terminar, recordemos que fue precisamente la compasión de Luke, la que redimió a Darth Vader, sobre el final de esta apasionante saga.

Anakin recibió justo lo que necesitaba y que ya no esperaba obtener: amor, compasión y confianza absoluta. El círculo se cierra y ambos héroes son salvados.

Los hilos invisibles de una historia de ficción, que tantas veces vemos o intuimos en historias verdaderas.

Andrea García Moral – counselor
Enfoque al Ser  Consultoría Psicológica
El Enfoque Centrado en la Persona, desde una mirada Junguiana.

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