¿Cuántas veces te dijeron “tenés que SOLTAR ”, y vos realmente lo
intentaste pero no ocurrió nada? Y te sentiste aún peor…
El problema está en forzar que algo se desprenda, cuando no es el
momento. La voluntad por sí sola no puede lograrlo. Hace falta algo más, mucho más
sutil y más profundo.
¿Alguna vez intentaste arrancar un fruto o una flor cuando todavía
estaban bien agarrados? Lo más probable es
que hayas arrancado buena parte de la rama, y lastimado la planta. Lo que
suponías que estaba listo para ser arrancado, estaba tan agarrado aún, tan
vivo, tan unido a su planta, que hiciste un destrozo. Y los destrozos lastiman.
Por eso, cuando intentás
soltar algo antes de tiempo, te destrozás por dentro, duele… Y encima te culpás
por haber fallado.
Los cambios son parte de un proceso más amplio, en el que debemos
trabajar respetando los ciclos naturales. Los frutos maduran a su debido
tiempo, antes no. Y recién cuando algo está seco porque ya no recibe ningún nutriente,
se cae solo, sin esfuerzo.
SOLTAMOS, SIN DARNOS CUENTA. Esto ocurre cuando nuestro interior
cambia, cuando dejamos de alimentar lo
que no nos sirve, no porque nos dijeron que debíamos hacerlo, sino porque ya no
lo necesitamos. Y recién DESPUÉS del cambio es que notamos que acabamos de
soltar aquello que parecía imposible de dejar.
No es “tengo que soltar esto”. Sino que ocurre naturalmente cuando
el proceso personal es llevado a cabo,
con constancia y compromiso con uno mismo. Cuando llega el momento justo, eso
que nos torturaba se cae por sí solo. Y decimos: “¡Ah! Mirá, ya no lo llevo! Se ve que en
algún momento lo solté ¡y ni me di cuenta!”
Ese es el verdadero SOLTAR. Lo demás puede ser un comienzo, como:
mañana voy al gimnasio, o dejo de fumar, o termino esta relación. Querer soltar o cambiar es el principio, pero luego
viene el trabajo profundo y el camino a transitar, cada uno a su modo y
respetando sus tiempos y necesidades. Lo que nos iguala a todos son los ciclos
naturales. Lo único que debemos hacer es empezar a verlos actuar en nosotros
mismos, y dejar de pelear contra ellos.
Cuando nos permitimos ser nosotros mismos, así como somos, únicos e imperfectos, ya no pensamos en
soltar, sino en avanzar. Cuando el pasado deja de ser una piedra que nos
detiene y una cadena que nos lacera, pasa a ser el motor que nos impulsa con
fuerza hacia nuestro futuro.
Y qué mejor futuro, que llegar a ser cada uno lo más cercano a su
propia esencia, ser su propia mismidad. Brillar con color, intensidad y matices
propios, y únicos.
Andrea García Moral – counselor
ENFOQUE AL SER Consultoría
Psicológica
El Enfoque Centrado en la Persona, desde una mirada Junguiana
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Imagen: "Otoño", óleo sobre tela. Andrea García Moral, 1997.
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