Voces
que no son voces, literalmente, sino más bien pensamientos. Diálogos internos
que por momentos nos abruman con su demanda y exigencia.
Dentro
nuestro conviven infinidad de personajes que se
activan en determinadas ocasiones para imponernos su propio punto de vista (¡con
mucha energía!).
Creemos que somos
nosotros los que pensamos, pero ¿es realmente así?.
Carl
Jung decía: “Estamos tan habituados a
identificarnos con los pensamientos que surgen en nosotros, que siempre
suponemos ser sus autores. (…) Si
uno fuera más conciente de qué estrictas leyes universales subyacen en las
fantasías más extravagantes y caprichosas, estaría en mejores condiciones de
ver tales ideas como sucesos objetivos, lo mismo que los sueños, de los cuales
sin embargo uno no supone que sean invenciones deliberadas”.
Es
decir, así como los sueños no dependen de nuestra voluntad, mucho de lo que
pensamos, tampoco.
Por
ejemplo, ¿pueden reconocer estos personajes en ustedes?:
El
Crítico: demoledor como pocos. Varía desde una presencia insistente y molesta
que nos cuestiona todo, hasta un personaje sádicamente cruel y devastador de
nuestra autoestima.
El
Juez: para muchos el Juez incluye
escenas de tribunal ( incluso Inquisición), culpa y castigo.
La
Sobreprotectora: nos inculca miedo a la vida, todo es peligroso y no debemos
arriesgarnos. En su afán de cuidarnos nos debilita la autoestima volviéndonos
desvalidos.
Y
muchísimos más, incluidos los clásicos: la madre, el padre, el niño, el héroe,
la sombra, el anciano sabio y la anciana sabia, el peregrino, el bufón, el rey
y la reina, etc. La lista es inagotable y es la riqueza de toda la humanidad,
desde sus comienzos.
Todos
estos personajes o arquetipos (como los denominó Jung), tienen sus aspectos
luminosos y oscuros. Según cómo se manifiesten, podremos notar sus efectos
positivos o negativos en nuestras vidas.
Por
ejemplo: el crítico puede ser demoledor y no dejarnos avanzar en nada. Pero en
su aspecto luminoso, es la voz que nos ayuda a superarnos, señalando lo que
salió mal para que lo corrijamos y avancemos.
O
el bufón: el humor es sumamente sanador y necesario en la vida. Pero en su
aspecto negativo puede llevarnos a ser frívolos, desconsiderados e incluso crueles.
Nuestra
tarea es aprender a reconocerlos e integrarlos de una manera más armoniosa,
mediante técnicas que exploran la intuición, la imaginación, la observación interior,
los sueños y las fantasías. Al
aceptarlos, enriquecemos y ampliamos nuestra personalidad y podemos
beneficiarnos con sus valiosos aportes y energías.
Counselor
Andrea García Moral
ENFOQUE
AL SER
Consultoría
Psicológica Humanístico Junguiana
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