Todos tenemos problemas, y ante
ellos reaccionamos según nuestra fortaleza y recursos disponibles. Incluso
actuando de las maneras más extrañas.
Por ejemplo, ante hechos muy
dolorosos, críticos o de supervivencia, las personas tienen la capacidad de
poder encapsular el problema para que no duela y de modificar su autoconcepto (la
idea que tienen de sí mismas).