lunes, 26 de enero de 2015

El ángel del bongó




En los subtes de la ciudad de Buenos Aires es común encontrarnos con diversos músicos ambulantes.  Con distintos estilos e instrumentos, ya sea solos o acompañados, muchos demuestran tener  talento y hacen de cada viaje algo especial. 

Ayer domingo 25 de enero a la noche, sin embargo, ocurrió algo maravilloso e inusual.  

jueves, 15 de enero de 2015

Que nuestras creencias sean flexibles




Escuché estos días, que para llegar a la esencia más pura de nuestro Ser, debíamos liberarnos de todas nuestras creencias, absolutamente todas, llegar a cero. 

Ahora pienso… ¡Bueno, pero eso es imposible!. El hecho de creer que el camino es abandonar todas las creencias, es una creencia en sí misma. Es Creer que el modo de llegar a Ser, es no tener creencias…

Esto me lleva al primer axioma de la comunicación de Watzlawik: “Es imposible no comunicar”. Sería algo parecido. Es imposible no tener creencias.

Las creencias, al igual que las máscaras, no son malas sino necesarias. Pueden tener mala fama, pero nos sostienen y protegen. El problema no radica en su existencia, sino en su dureza y rigidez.

Imaginemos las creencias como uno de los componentes  de nuestro esqueleto interno. Nos brindan un punto de apoyo, equilibrio, estabilidad. Están insertas muy dentro nuestro, tanto que actúan en modo automático y muchas son invisibles a nuestra conciencia.

Pero es fácil descubrirlas:  cuando nos sentimos alcanzados por algún comentario o hecho que nos ofende profundamente, seguramente nos tocaron una creencia, y entonces saltamos en automático a defenderla, con capa y espada.

El salir a defender nuestras creencias (y las que ignoramos son las que más ferozmente defendemos) es lo que nos aleja del diálogo y nos lleva a la confrontación.

Es natural, si nos tocan nuestro sostén interno, el peligro de desmoronarnos es real. Por eso, el ataque parece ser la mejor defensa.

Sin embargo, desde el Enfoque Centrado en la Persona y la Cosmovisión Junguiana, sabemos que lo más conveniente no es la rigidez ni tampoco la falta de sostén, sino la flexibilidad y la fluidez. Un poco como nos enseña el Tao Te King.

¿Flexibles cómo? Pues animándonos a considerarlas como lo que son : Verdades profundamente arraigadas, pero no por eso inamovibles. Verdades que incorporamos como propias desde que nacimos (o quizás antes), pero que pueden ser cambiadas, en pos de nuestra evolución. Podemos ELEGIR nuevas verdades.

Lo que pudo ser necesario para una etapa anterior puede estar siendo una verdadera carga ahora, que nos detiene y agobia. 

Entonces, no es cuestión de llevar las creencias como pilares de piedra, sino saber que podemos poner en duda ciertas Verdades… y que eso es saludable. Para nosotros, y para los demás.

Si lo logramos, ganamos en crecimiento personal, libertad y autonomía. Es la base de la Empatía.

Esto no es traicionarse, si somos honestos con nosotros mismos. 

Es comprender que quizas hoy esto es importante para mí, pero que puede no serlo para el otro, y no debo entrar en batallas para sostenerlo. Y ciertamente, puede que en el futuro comprenda que quizas el otro tenía razón. O ambos, o ninguno.

La incertidumbre existe. Es parte del Universo. Por eso necesitamos ser flexibles, fluidos y cambiantes, para crecer y llegar al SER (Esta, obviamente, es mi creencia).

Para dar un paso, debemos perder el equilibrio un instante, para luego apoyarnos en el otro pie. Y asi es como avanzamos, de equilibrio en desequilibrio.

Andrea García Moral – counselor

ENFOQUE AL SER  Consultoría Psicológica
El Enfoque Centrado en la Persona, desde una mirada Junguiana


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miércoles, 14 de enero de 2015

No existen atajos al SER




¡Llegó el 2015! Y quiero empezar hablando de algo que me sucedió en estos días, y que tiene que ver con la VULNERABILIDAD, el deseo de superación y crecimiento, y los peligros a los que nos exponemos, a veces, en esta búsqueda.

A todos los que estamos en la búsqueda, sea por los caminos que sean, nos apasiona ese vibrar profundo, esa resonancia que sentimos en el pecho, cuando percibimos, intuimos, que hemos encontrado algo que seguramente nos ayude a alcanzar más rápidamente nuestro SI-MISMO.

Y digo “seguramente” y no “posiblemente”, cuando caemos presas del entusiasmo al pensar ¡Eureka! ¡Lo Encontré!!, y no nos detenemos demasiado a evaluar, esperar, tomar distancia. Sentimos que “seguro es por ahí”… Y allá vamos, sin pensarlo demasiado.

Y bueno, a veces, no es así. Y es cuando nos pegamos terribles porrazos. Cuando nos damos de lleno contra una pared, que estaba, estuvo siempre, pero en nuestra necesidad de encontrar eso que estamos buscando no la vimos. Y estos golpes duelen, duelen en el alma, en nuestro orgullo y lo que es peor, lastiman nuestra brújula interior, nuestra confianza en nosotros mismos. 

Según la cantidad y/o intensidad de los porrazos recibidos, esta brújula estará más o menos rota, y con ella, nuestra propia confianza en nuestro guía interior. Y claro, ¡si estábamos tan seguros que era por ahí! Para luego descubrir, una vez más, que estábamos equivocados.

Era bueno, era útil, pero no todo y no tanto… Tenía aristas oscuras, peligrosas que en nuestro ciego entusiasmo, no las vimos.

El dolor existe, pero lo mejor es no quedarse allí, sino ganar en humildad y aprendizaje. 

Pienso que estas pruebas no son para que perdamos nuestra confianza en nuestra intuición, ni perdamos el eje, ni tiremos a nuestro buscador por la borda (aunque nos pase todo eso alguna vez). NO. Son para que sepamos que detrás de hermosas y brillantes apariencias, hay personas que, incluso con las mejores intenciones, se equivocan. Y también para que aprendamos a estar más atentos, pero sobre todo, a ser más humildes.

No debemos pensar, ni creer, que porque estamos en un camino de búsqueda de la esencia, somos mejores personas, o más evolucionados o elevados que el resto. No. Y si nos creímos eso (concientes o no de esta actitud), nos hemos equivocado y la Vida se ocupará de corregirnos. 

Hace 4 días apenas, en una reunión de amigas, me enorgullecí al compartir que ya no iba por la vida con los ojos cerrados, entrando a ciegas a bellos espacios que me prometían soluciones mágicas,  sin mirar antes  a donde me estaba metiendo. En verdad creí que tras varios golpes ya lo había aprendido. Pero no. 

Dos días después, me di cuenta de que había caído en la trampa una vez más. Otra vez, mi deseo de conectar con mi esencia, me llevó ciegamente a creer en nuevas bellas palabras que sonaban llenas de sentido… y no vi más allá. Una amiga me alertó justo a tiempo. En algo se ve que mejoré, pues por lo menos no llegué a pegarme el porrazo, fueron sólo intenciones, pero me desilusioné igual. 

Me dolió en lo más profundo de mi orgullo darme cuenta que seguía siendo muy VULNERABLE ante el llamado de estas bellas promesas de rápido crecimiento e iluminación… Y sentí vergüenza… y me di cuenta que me había jactado de algo que todavía en mí está inmaduro. Aún puedo ser presa fácil de estos grupos ”iluminados”, y debo seguir estando atenta para evitarlos.

HUMILDAD. No se puede aprender a ser humilde, sin que mi cara pegue de lleno contra el piso, el humus, de vez en cuando.

CONSTANCIA. Hoy para mí, aquí y ahora, el Enfoque y la Cosmovisión Junguiana, son la vía regia que necesito y me acompañan en mi camino hacia la búsqueda y realización de mi Ser Interior. Una vía segura en sus prácticas y postulados teóricos, comprobada científicamente, profundamente coherente y llena de sentido y experiencia.

Es mi propio camino, y como ven, empiezo el año confirmando lo que ya vengo advirtiendo y viviendo:  “ES POR AQUÍ”. Sin necesidad de brillantes atajos. ¡Y Feliz de que asi sea!


Andrea García Moral – counselor

ENFOQUE AL SER  Consultoría Psicológica
El Enfoque Centrado en la Persona, desde una mirada Junguiana


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