Hacé click en la imagen para agrandar |
¿De
qué sirve saber Escuchar, cuando la gente no desea ser Escuchada, sino ser
guiada?
¿Es
acaso tan terrible, tan difícil, tan atemorizante la Libertad? La auténtica Libertad,
esa que nos conduce por el camino para ser ” UNO-MISMO”, y no “COMO-EL-OTRO-ME-DICE-QUE-PODRIA-SER”.
¿A
qué profundos abismos teme asomarse la persona,
que prefiere ser guiada por caminos ajenos, harto conocidos y mil veces
fallidos, a tener la oportunidad de convertirse en su propia guía?
¿Se
puede ser Si-Mismo buscando siempre que sea el otro el que aconseje, dirija,
opine o recomiende?
No
puedo, ni quiero resolverle los
problemas a nadie.
No
sirvo para decirle a la gente lo que tiene que hacer con su vida. Ni siquiera
con su situación actual. Porque… ¿Cuántas variables me contó? ¿Cuántas me
ocultó deliberadamente? ¿Cuántas ni siquiera imagina que existen y actúan desde
su inconsciente? ¿Y de todo eso, todavía se espera que yo exprese una “recomendación”?
Yo
sirvo para escuchar. ESCUCHAR con mayúsculas.
Que no es quedarme callada. Implica acompañar, aceptar, no juzgar, no discriminar,
no sospechar, no interpretar, no revisar el DSM mentalmente, no dudar, no
desconfiar, no tener miedo. No es poca cosa. Es muy infrecuente. Quizás demasiado.
Quizás por eso esté pensando en dedicarme a otra cosa, porque total, ¿para qué
saber escuchar, si en definitiva casi nadie desea ser escuchado?
Donde
muchos profesionales solo ven problemas, diagnósticos, etiquetas, trastornos,
episodios, delirios… yo solo veo pura normalidad. Puro sentido. Una vida desbordante
de sentido. Y no lo hago a propósito.
No me esfuerzo en ello. Simplemente ocurre.
Hasta
ahora, nada de lo que he escuchado me ha parecido una insensatez. Quizás sea
porque de manera automática se me representa una imagen sistémica de la situación
(quizás producto de mi formación anterior como analista de sistemas), donde en
forma simultánea todos los elementos, hechos,
personajes, ocupan cada uno su lugar, y donde entonces todo el accionar de mi
consultante (paciente para los doctos) es sentido puro. Su vida, es lo más
sensato que puede haber. Lo que no le quita sufrimiento, ni significa que sea
algo que no pueda ser cambiado.
Pero es este sentido que yo le encuentro, con el que vibro naturalmente, el que recibe también la persona en la consulta. Y es desde este acompañamiento y trabajo mutuo que surge, como agua cristalina de una fuente oculta por décadas, el fabuloso valor del sentido y la valía propia.
La persona se da cuenta que no está loca. Que todo lo que hizo, pasó y sufrió hasta llegar a la situación presente es tan maravillosamente lógico, que siempre, siempre, está de fondo la orden primordial: “defender la propia vida; mantener viva la creatividad y la esencia original; doblarse, pero no quebrarse; ocultarse hasta que llegue el momento propicio”. Sabiduría organísmica pura.
Pero es este sentido que yo le encuentro, con el que vibro naturalmente, el que recibe también la persona en la consulta. Y es desde este acompañamiento y trabajo mutuo que surge, como agua cristalina de una fuente oculta por décadas, el fabuloso valor del sentido y la valía propia.
La persona se da cuenta que no está loca. Que todo lo que hizo, pasó y sufrió hasta llegar a la situación presente es tan maravillosamente lógico, que siempre, siempre, está de fondo la orden primordial: “defender la propia vida; mantener viva la creatividad y la esencia original; doblarse, pero no quebrarse; ocultarse hasta que llegue el momento propicio”. Sabiduría organísmica pura.
Para
ese tipo de escucha sirvo yo…
¿Le
sirve esto a todo el mundo? Evidentemente
NO.
¿Hay
suficientes buscadores introvertidos en la ciudad de Buenos Aires? Y si los
hay, ¿dónde están?
Buscadores
intrépidos, que no tengan miedo de sus propios abismos.
Gente
introvertida, sensible, perceptiva. Gente herida. Muy herida. Quizás demasiado.
Gente
que ya ha bajado los brazos y los ha vuelto a levantar tantas veces, que duele.
Gente
que ha sido pisoteada, anulada, que su luz enceguecía tanto que fue aplastada
ni bien comenzó a asomar…
Gente
herida, gente sensible, gente hermosa.
Gente
que fue diagnosticada, lastimada, juzgada, etiquetada, y que aun así, sobrevive,
buscando su dignidad y su lugar en el mundo.
Gente
valerosa, hermosa, preciosa…
Se requiere
mucho valor para atravesar el extenso puente colgante que conecta el abismo
entre lo que creemos que somos y lo que realmente somos.
Y también
mucho valor de parte del que acompaña al otro en ese puente tambaleante y
frágil de su propia existencia. Porque créanme, esos puentes colgantes se
sacuden, y muy fuerte.
Porque
yo fui en parte una de esas “gente”, sé lo que se sufre. Y sé lo que se siente
no ser escuchada. Y sé lo que duele ser etiquetado y lastimado. Sé lo que duele
estar lejos de mí.
Quizás
por eso también sé acompañar, Escuchando.
Pero
no sé guiar, no sé recomendar, y no sé dar consejos. Ni puedo. Ni quiero.
El
que fue herido, atacado, anulado… ya no quiere más consejos de nadie. Ya pasó
por todos los gurúes, ya visitó varios infiernos, y se dio cuenta que nada de
eso sirve. Que nadie más que él mismo tiene las respuestas. Que sólo necesita
una mano amiga, valiente (muy valiente) que lo acompañe a recorrer su propio
abismo, y que no lo suelte, ni afloje, ni abandone.
Ese, seguramente, sea el que pueda valorar mi escucha.
El
resto, simplemente pensará que no hago nada.
Andrea García Moral
Autoconocimiento y Desarrollo Personal
(sólo para buscadores intrépidos)
ENFOQUE AL SER - Los mejores recursos están en vos
ENFOQUE AL SER - Los mejores recursos están en vos
contacto: enfoquealser@gmail.com
¿Querés ver más notas de Enfoque al Ser? www.enfoquealser.blogspot.com.ar
¿Querés ver más notas de Enfoque al Ser? www.enfoquealser.blogspot.com.ar
Seguinos en Facebook: www.facebook.com/enfoquealser
No hay comentarios:
Publicar un comentario